La firma escaneada es una práctica común en la actualidad, sin embargo, su autenticidad y validez son cuestionables.

Aún hoy en día se cree de forma errada que una firma digital es la firma manuscrita escaneada. Sin embargo, dicha firma es una copia digital de una firma manuscrita que se inserta en un documento electrónico. Es una práctica inadecuada pero muy común para firmar contratos, acuerdos y otros documentos legales y comerciales. 

A pesar de su popularidad, la firma escaneada tiene limitaciones significativas pues no es auténtica, lo que significa que es fácilmente falsificable. Cualquier persona puede tomar una imagen de una firma y agregarla a un documento sin el consentimiento del firmante. Además, la firma escaneada no proporciona ninguna prueba de la identidad del firmante, lo que significa que la persona que firmó el documento no está verificada.

Hay alternativas más seguras y auténticas, como la firma digital o la firma electrónica. Ambas utilizan tecnología criptográfica para verificar la identidad del firmante y garantizar la autenticidad del documento, además, cumplen todas o algunas funciones de la firma manuscrita. Asimismo, la firma digital utiliza un certificado digital emitido por una Autoridad de Certificación para garantizar su autenticidad.

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